Debéis aprender a enfatizar las posibilidades del mundo interno, pues es en vuestro mundo interno en el que estáis continuamente sumergidos. No siempre estáis mirando, escuchando, tocando, probando algo externamente, y sin embargo, siempre os encontráis con vosotros mismos, en ese mundo interno del que no sabéis utilizar aún todas las riquezas. Este mundo os pertenece: dondequiera que vayáis, lo lleváis con vosotros y podéis contar con él, mientras que el mundo externo siempre puede reservaros alguna que otra decepción.
Quizás, por un momento, podéis imaginaros que tenéis algo, pero poco tiempo después no tenéis nada, os lo han quitado todo o lo habéis perdido. Si buscáis la abundancia, la plenitud, sabed que podéis encontrarlas verdaderamente en vosotros mismos. No os conocéis, no sabéis todo lo que poseéis, todos los tesoros, conocimientos y poderes que Dios ha colocado en vosotros. Deberíais esforzaros para sentir y utilizar todos esos recursos. Os mostraré una imagen. Algunas personas han sabido arreglar tan bien su piso o su casa que no quieren de ninguna manera salir para ir a otro sitio en el que deberán soportar el ruido, el polvo, los embotellamientos. Mientras que otras que viven miserablemente en un cuchitril sin ninguna comodidad, buscan cualquier ocasión para escapar de sus casas (lo que por otra parte no es la verdadera solución, pero en fin...). Ahora, traspongámoslo.
El espiritualista es aquél que ha arreglando tan bien su fuero interno que no le falta nada: la poesía, los colores, la música, todo está ahí, y sufre cuando tiene que « salir » y abandonar esta belleza. Mientras que las personas corrientes, que no han hecho nunca nada por convertir en habitable su fuero interno, no piensan más que en ir a distraerse a otra parte.
En cuanto se encuentran solos consigo mismos se aburren, lo cual es tristísimo.
Ahora, reflexionad un poco para ver cuál es la situación más ventajosa. Puesto que estáis día y noche con vosotros mismos, ¿no es mucho más provechoso mejorar este espacio que no abandonáis nunca? ¿Por qué dejáis vuestro fuero interno abandonado, como si fuese un tugurio en el que los cristales están rotos, y hay telarañas por todas partes? En adelante pensad en embellecer, enriquecer y armonizar todo en vosotros mismos; no sólo os sentiréis muy bien en vuestra casa, sino que además, en esta estupenda morada podréis recibir invitados. Sí, los espíritus luminosos se alegran de poderos visitar e incluso, tal vez, decidan instalarse definitivamente, con lo cual vosotros os beneficiaréis de su presencia.
El mundo externo es un reflejo de vuestro mundo interno
Sabed que no podréis encontrar nada fuera de vosotros que no lo hayáis previamente encontrado en vuestro interior. Pues incluso lo que se os aparezca externamente, si no lo habéis encontrado ya internamente, pasaréis sin verlo.
Cuanto más descubráis interiormente el amor, la sabiduría, la belleza, más los descubriréis a vuestro alrededor. Os pensáis que si no veis algunas cosas es porque no están ahí. Sí, están ahí; pero si no las veis, es porque no las habéis desarrollado suficientemente en vosotros.
El mundo externo, no es más que un reflejo del mundo interno. Así pues, no os hagáis ilusiones no encontraréis nunca la riqueza, la paz, la felicidad externamente, si no habéis hecho primero el esfuerzo de encontrarlas internamente.
Por Omraam Mikhael Aivanhov Extracto de " Reglas De Oro Para La Vida Cotidiana"
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